La sensación de escalofríos es inevitable para los huesos que cruzan la Puerta 8 del Estadio Nacional de Chile, en Santiago. Allí permanece intacto un sector de la vieja tribuna de madera y la boca de salida se traga literalmente
a la persona que baja los pocos escalones que separan al campo de juego de las entrañas del centro de detención más grande y salvaje de la dictadura que azotó al país entre 1973 y 1988 bajo la ferocidad de Pinochet. En ese lugar sombrío que conserva la humedad y la suciedad resiste al olvido el "Museo de la Memoria" de este templo de fútbol sudamericano.Las fotos llevan al visitante al oscuro dolor que esas paredes sujetan entre el hormigón y el concreto. Allí se practicaron torturas eléctricas -"la parrilla"-, un hostigamiento
psicológico lleno de amenazas a punta de ametralladoras y la exposición de los presos al frío en la más humillante desnudez del cuerpo humano. También vejaciones como la del músico, y también profesor de teatro, Víctor Jara.
Se estima que unas 20 mil personas pasaron por el Estadio Nacional como "prisioneros de guerra"(durante los dos primeros meses), cuando la mayoría eran obreros, estudiantes y militantes de partidos de izquierda. La arquitectura del estadio fue ideal para la represión: sus pasillos ocultos detrás de las tribunas hacían invisibles los traslados de los detenidos a los lugares de tortura y a los 28 camarines que funcionaban como celdas. La piscina olímpica fue el lugar de confinamiento de las mujeres que estaban detenidas y su muralla frontal también funcionó como paredón de fusilamiento. Según testimonios de las sobrevivientes, la piscina llegó a albergar a más de mil mujeres.
No se conoce exactamente cuántas personas fueron asesinadas en el Estadio Nacional, pero según los sobrevivientes se estima que varios miles murieron a manos de las Fuerzas Armadas allí.
En el Museo, las fotos de las caras de las personas que pudieron escapar a la masacre dan testimonio para que todo aquel que acuda al estadio no olvide.
También consta el informe de la Cruz Roja Internacional y de la Vicaría de la Solidaridad.
En la pared, arriba de la puerta que permite al visitante recuperar el aliento y abrigarse con la luz del sol, la frase del Dr. Salvador Allende que pertenece a su último discurso radial como Presidente Constitucional queda grabada en la frente de todo aquel que se prepara para mirar al cielo: "Se abrirán las alamedas por donde pase el hombre libre".
EL Presidente Dr. Salvador Allende G. aclamado, en el mismo Estadio.
La 'Plaza de la Constitución' quedó herida de muerte.
- Nota:
La Copa América 2015 se inauguró en el Estadio Nacional de Chile con festejos y también para muchos como lugar para la memoria. La autora del blog vive para dar testimonio de lo ocurrido en primera persona.
Numerosos libros se han escrito, pero el archivo desclasificado del Senado de los EE.UU. que acredita su plan (-qué y cómo-) para derrocar las democracias sudamericanas me exime de todo comentario. (Plan Cóndor)
Aunque todavía un tercio de la sociedad chilena refiere lo contrario (?)
-Elsa Tenca-Mariani.
¡Qué horror!. Holocaustos de cobardes.
ResponderEliminarLa democracia siempre es tarea, por hacer, y anda siempre en la cuerda floja.
Gracias, Elsa, muy interesante.
Cecilia , esto ocurrió durante una situación geopolítica del mundo distinta en la que EE.UU. se arrogó el derecho de...(según el documento de ese país)
ResponderEliminarGracias a ti por pasar.
Abrazo.
Ese fue uno de los holocaustos de América Latina...horroroso y espeluznante.
ResponderEliminarActualmente se quiere desestabilizar el gobierno democrático del Ecuador y no dudaría que EU. quiera tomar las riendas...pero correrá sangre si esos son sus planes.
Gracias Elsa por mostrarnos lo nefasto que resultan las dictaduras.
Un abrazo en la distancia.
Ceciely, gracias.
ResponderEliminarCreo que con todo mi material de archivo escribiré un informe desde la situación geopolítica del *73
Un fuerte abrazo.